Instituto de Salud Pública

Fue el 15 de octubre de 2015 cuando el Municipio de Recoleta inauguró la que sería la primera farmacia comunal, o municipal, en Chile.
Luego de ocho meses, 59 municipios que hoy cuentan con farmacias comunales (26 en la Región Metropolitana y 33 en el resto de las regiones) cada una con particularidades que dan cuenta de lo heterogéneo de nuestro territorio y su población. Así, se pueden encontrar servicios que han incorporado la tecnología en su gestión, con fichas y manejo de stocks de manera digital; otras han ampliado su oferta poniendo a disposición además de medicamentos, insumos médicos, pañales para adultos, entre otros.
Mientras unas farmacias buscan tener siempre stocks disponibles, otras funcionan a partir del requerimiento de los pacientes, haciendo pedidos para evitar comprar lo que no se necesita. De todas formas hoy se contabilizan 306.711 pacientes inscritos, y 36.628 recetas despachadas.
Alex Figueroa, Director del ISP, destacó que “el hecho de que en tan poco tiempo se hallan recibido y tramitado tantas solicitudes por parte de los municipios da cuenta de la importancia que está teniendo este tema a nivel país. Es por esto que desde la primera iniciativa, tanto el ISP en Santiago, como las SEREMIS en regiones han hecho todos los esfuerzos posibles para facilitar y asesorar a las comunas interesadas en contar con una farmacia comunal”. A cerca de 8 meses quienes trabajamos en salud hemos podido evidenciar los beneficios que este tipo de farmacias tienen con quienes más lo necesitan, por lo que el compromiso por parte de nuestros equipos se mantiene día a día”.
Sergio Muñoz, Jefe del Subdepartamento de Farmacia de la Agencia Nacional de Medicamentos (ANAMED) del Instituto de Salud Pública de Chile, quien además es Doctor en Bioquímica y Biología Molecular, aclaró que “el proceso que se siguen los municipios para abrir una farmacia comunal es el mismo que se debe cumplir para abrir una farmacia privada, a grandes rasgos contar con una infraestructura mínima que debe incluir un área de atención o sala de espera, un mesón de atención y una oficina para que el Químico Farmacéutico, quien como en toda farmacia siempre debe estar mientras la farmacia esté funcionando, pueda realizar las funciones de control del establecimiento farmacéutico. Se debe contar también con muebles y equipamiento que aseguren un correcto almacenamiento de los medicamentos, lo que incluye un ambiente con control de temperatura, que debe ser registrado diariamente”. De todas formas, las exigencias están explicadas claramente en el instructivo publicado en la página web del ISP.
En relación al horario de funcionamiento, cada municipio determina la franja horaria, así como los días de atención, teniendo sólo que informar cualquier cambio que se puedan dar en el futuro.

Fue el 15 de octubre de 2015 cuando el Municipio de Recoleta inauguró la que sería la primera farmacia comunal, o municipal, en Chile.

Luego de ocho meses, 59 municipios que hoy cuentan con farmacias comunales (26 en la Región Metropolitana y 33 en el resto de las regiones) cada una con particularidades que dan cuenta de lo heterogéneo de nuestro territorio y su población. Así, se pueden encontrar servicios que han incorporado la tecnología en su gestión, con fichas y manejo de stocks de manera digital; otras han ampliado su oferta poniendo a disposición además de medicamentos, insumos médicos, pañales para adultos, entre otros.

Mientras unas farmacias buscan tener siempre stocks disponibles, otras funcionan a partir del requerimiento de los pacientes, haciendo pedidos para evitar comprar lo que no se necesita. De todas formas hoy se contabilizan 306.711 pacientes inscritos, y 36.628 recetas despachadas.

Alex Figueroa, director del ISP, destacó que “el hecho de que en tan poco tiempo se hallan recibido y tramitado tantas solicitudes por parte de los municipios da cuenta de la importancia que está teniendo este tema a nivel país. Es por esto que desde la primera iniciativa, tanto el ISP en Santiago, como las SEREMIS en regiones han hecho todos los esfuerzos posibles para facilitar y asesorar a las comunas interesadas en contar con una farmacia comunal”. A cerca de 8 meses quienes trabajamos en salud hemos podido evidenciar los beneficios que este tipo de farmacias tienen con quienes más lo necesitan, por lo que el compromiso por parte de nuestros equipos se mantiene día a día”.

Sergio Muñoz, Jefe del Subdepartamento de Farmacia de la Agencia Nacional de Medicamentos (ANAMED) del Instituto de Salud Pública de Chile, quien además es Doctor en Bioquímica y Biología Molecular, aclaró que “el proceso que se siguen los municipios para abrir una farmacia comunal es el mismo que se debe cumplir para abrir una farmacia privada, a grandes rasgos contar con una infraestructura mínima que debe incluir un área de atención o sala de espera, un mesón de atención y una oficina para que el Químico Farmacéutico, quien como en toda farmacia siempre debe estar mientras la farmacia esté funcionando, pueda realizar las funciones de control del establecimiento farmacéutico. Se debe contar también con muebles y equipamiento que aseguren un correcto almacenamiento de los medicamentos, lo que incluye un ambiente con control de temperatura, que debe ser registrado diariamente”.

De todas formas, las exigencias están explicadas claramente en el instructivo publicado en la página web del ISP. En relación al horario de funcionamiento, cada municipio determina la franja horaria, así como los días de atención, teniendo sólo que informar cualquier cambio que se puedan dar en el futuro.