Instituto de Salud Pública

 

Con la llegada de fin de año, entre los cierres de año laboral, los gastos de la reciente Navidad y los de las próximas vacaciones de verano, el cansancio acumulado de un año completo se presenta de diversas maneras: colon irritable, insomnio y desagradables contracturas musculares. Es por esto que para muchos es tentador consumir relajantes musculares, medicamentos que relajan el sistema músculo-esquelético para reducir el dolor provocado por contracturas, espasmos y lesiones. Sin embargo, su consumo sin supervisión médica puede ocasionar importantes trastornos en la salud.   

Es por lo anterior que el Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) hace un llamado consultar siempre con un médico ante las diferentes señales de estrés. “La mayoría de estos fármacos actúan a nivel del sistema nervioso central para disminuir la contracción muscular. No obstante,  se debe advertir a las personas que consumen este grupo de fármacos,  que debido a que pueden causar somnolencia, visión borrosa y mareos en algunos pacientes, es necesario tener especial cuidado en la utilización de vehículos o maquinaria peligrosa y en el desempeño de otras actividades que requieran un estado especial de alerta” indicó Juan Roldán, Jefe del Subdepartamento  Farmacovigilancia del ISP.

Entre los relajantes musculares más vendidos durante 2016, que suman cerca de 1 millón 400 unidades, destacan la Ciclobenzaprina, Clormezanona, el Bacofleno y la Tizanidina. Todos se prescriben bajo receta médica, y en el caso de la Clormezanona, con receta retenida, por lo que se recomienda consultar y asesorarse siempre con personal médico o farmacéutico, respetar las dosis indicadas y comunicar al personal de salud si se sospecha de la aparición de alguna reacción adversa.

Entre los efectos adversos, es decir, respuestas nocivas a estos medicamentos, se encuentran mareos, disminución de la presión arterial, inestabilidad, problemas de visión, somnolencia, sudoración fría y sequedad en la boca, entre otros.

Particularmente, los efectos adversos de Ciclobenzaprina, medicamento del cual se han vendido más de 1 millón de unidades durante 2016, incluyen la toxicidad cardiaca,  afección que se produce cuando las toxinas del fármaco dañan el corazón, haciéndolo incapaz de bombear suficiente sangre, por lo que no debe ser administrado en pacientes con enfermedades cardiovasculares.

En el caso de la Clormezanona– que en 2012 cambió su condición de venta a receta médica retenida por abusos en su consumo- las reacciones adversas van desde dolor de cabeza y edemas, hasta temblores y confusión.

Además, cuando se administra en dosis superiores a las establecidas, el Baclofeno (más de 11 mil unidades vendidas) puede producir crisis convulsivas, depresión respiratoria e incluso coma;  mientras que la Tizanidina (más de 3 mil unidades vendidas en 2016), puede provocar  daño hepático.