La gestión de conocimiento es una herramienta que mejora la utilización del conocimiento y de la información que manejan las personas y los grupos. No es un proceso azaroso, sino intencionado, que facilita que las organizaciones que desean alcanzar mayores niveles de logro en sus resultados, lo hagan mediante una inversión consciente que involucra a personas, nuevas instancias de trabajo colaborativo, recursos materiales y técnicos.
Permite, además, la transferencia del conocimiento en la organización desde el lugar donde se genera hasta el lugar en dónde se empleará, incluyendo el desarrollo de las competencias necesarias para compartirlo y utilizarlo entre sus miembros, así como para valorarlo y asimilarlo si se encuentra en el exterior de éstas.
Hace posible que el capital intelectual de una organización aumente de forma significativa, mediante la gestión de sus capacidades de resolución de problemas de forma eficiente, de manera de generar ventajas competitivas a través del tiempo. Por lo tanto, pone en relieve la capacidad competitiva que se obtiene con el mejoramiento, con el aprendizaje más rápido y la creación de nuevo conocimiento.
Según el Prof. Bednarek, la gestión del conocimiento permite la “Creación, renovación y aplicación – sistemática, clara y prudente – del conocimiento con el fin de maximizar el capital intelectual de la organización que se relaciona con su efectividad y el aumento de su valor”.
En ese sentido, el objetivo que persigue es lograr mentalizar a los integrantes de una organización del valor que tiene el desarrollo del conocimiento, transformándolo así en un ACTIVO, un patrimonio y un capital efectivo.
Lo anterior, porque en la medida en que las personas viven procesos de formación permanente, actualizando sus conocimientos y sus prácticas laborales, la organización podrá obtener mejores resultados, sean estos productivos, afectivos, de inserción social, de bien común, etc.
Para ANAMED es importante instalar la gestión de conocimiento como parte importante de su organización ya que permitirá:
– Desarrollo de una cultura organizacional.
– Generar y transferir nuevos conocimientos.
– Implementar cambios estratégicos más rápidamente.
– Anticiparse y adaptarse al cambio.
– Encontrar nuevas aplicaciones a estructuras actuales.
– Utilizar el mayor potencial de las personas.
– Lograr colaboradores más motivados y capacitados.
– Aprender de los regulados y de los colaboradores.
– Aprender efectivamente de los errores.
– Ser capaz de mejorar continuamente.
– Instalación del sentido de pertenencia: Orgullo por formar parte de la organización.